Colosenses 3:23 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.
Escrito Por: Jenny Flores de Villavicencio
Desde la creación, Dios nos ha dado trabajo para hacer. Si pudiéramos considerar nuestro trabajo como un acto de alabanza o servicio a Dios, entonces eliminaríamos la sensación de aburrimiento que a veces sentimos en nuestra rutina diaria.
Lo invito a invertir más tiempo en el Lugar Secreto, ese lugar de oración donde se conecta con el Padre, para descansar en su paz, y solicitar guía para su día a día, le aseguro que algo ocurrirá en su vida, cuando empiece a hacer esas actividades con mayor frecuencia.
En ese lugar secreto empezamos por practicar estos pasos: Meditemos en la Palabra de Dios, hagamos Proclamaciones diarias, hablemos más tiempo con Dios hablemos más seguido con Dios.
Con estas prácticas constantes nuestra vida empieza a cambiar y pasa de ser una vida normal centrada en los problemas de la vida, a ser una vida sobrenatural, centrada en Dios y en Su Reino.
Ese cambio que llegamos a experimentar es lo mejor que nos puede suceder. Pues ya nuestro pensamiento no está en el mundo, ni en sus actividades, si no que empezamos a buscar agradar a Dios a través de cada acción, que realicemos dentro o fuera de nuestra casa, en la congregación o en el trabajó. El lugar no define nuestra actitud, deje el poder transformador de Cristo nos haga conscientes del Reino de Dios y de la realidad eterna.Recuerde los hábitos que enumeramos en esta lectura, harán que nuestro mayor deseo sea ser guiado por Dios en cada actividad, entonces habrá más fuerza en nosotros para vencer el desánimo, la pereza, la falta de compromiso en las actividades de nuestra congregación, por lo tanto dejemos
que todo lo que hagamos sea guiado y dirigido por Dios, aunque eso, en ocasiones, nos lleve a tener que cambiar nuestros planes. No hay nada mejor que dejarse llevar por Dios en cada momento.