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Hechos 9:31 “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”.

Escrito Por: Ericka Herrera de Avendaño.

En este versículo encontramos una descripción poderosa de la iglesia, en su contexto histórico. A pesar de los desafíos y persecuciones que enfrentaban, las iglesias gozaban de paz en toda la región. Además, su crecimiento y fortaleza no provenían de sus propios esfuerzos, sino del Espíritu Santo que actuaba en medio de ellos.

En primer lugar, las iglesias primitivas experimentaban una paz sobrenatural en medio de la adversidad. A pesar de la oposición y las dificultades, encontraron consuelo y seguridad en el temor del Señor. Su confianza en Dios y su reverencia hacia Él les permitieron experimentar la paz que trasciende todo entendimiento humano. Esta paz les brindó estabilidad y los capacitó para perseverar en su fe incluso en tiempos difíciles. Además, el crecimiento y fortaleza de las iglesias eran el resultado del poderoso trabajo del Espíritu Santo en ellos. Era el Espíritu Santo quien los edificaba, los capacitaba y los fortalecía para cumplir la misión que les había sido encomendada. Sin la intervención del Espíritu Santo de Dios, la iglesia no hubiera podido experimentar tal crecimiento y fortaleza.

Este versículo nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia experiencia como iglesia en la actualidad. ¿Estamos caminando en el temor del Señor, confiando en Su soberanía y encontrando paz en medio de las pruebas? ¿Estamos reconociendo y dependiendo del Espíritu Santo para ser fortalecidos y crecer en nuestra fe?.

Hoy podemos buscar la paz de Dios y la guía del Espíritu Santo en nuestras vidas y en nuestras congregaciones. Podemos confiar en el temor del Señor y en Su fidelidad, sabiendo que Él está con nosotros en todo momento. Podemos orar para que el Espíritu Santo nos fortalezca, nos ministre y nos dirija en nuestro crecimiento y misión como iglesia.

Oremos para que las iglesias de hoy experimenten la paz sobrenatural que viene del temor del Señor y sean fortalecidas por el Espíritu Santo. Oremos para que, en medio de los desafíos y dificultades, seamos testimonios vivientes de la paz y el poder transformador de Cristo Jesús. Que nuestras vidas y nuestras comunidades reflejen la gloria de Dios y atraigan a otros a conocer Su amor y gracia, en el nombre de Jesús, amén.

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