Santiago 1:22 “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”.
Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez
Hoy se nos llama a ser hacedores de la Palabra de Dios en lugar de simplemente leerla o escucharla en un sermón. Es vital, seguir las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, ya que sólo así podemos crecer en nuestra fe y tener una íntima relación con nuestro amado Dios.
Cuando hemos adquirido electrodomésticos, junto a ellos nos entregan un manual, donde constan las instrucciones de uso, o en caso de que registre algún daño o para su mantenimiento adecuado. Así mismo, Dios nos ha dado Su Palabra y la entregó como una guía para dirigir nuestras vidas. Pero como todo manual, debe ser aplicado y utilizado para que todo funcione a la perfección, debemos tomar medidas concretas y aplicar su enseñanza en todas ñas áreas de nuestra vida.
Uno de los mejores ejemplos a seguir, cómo ser un hacedor de la Palabra de Dios, es Jesús, quien aplicó perfectamente Sus enseñanzas. Jesús vivió una vida perfecta, y a pesar de ser Dios mismo sin pecado alguno, Él se sometió y aplicó todo el consejo de Su Palabra a cada aspecto de su vida, lo que le permitió cumplir al pie de la letra el plan trazado por el Padre Celestial, que era salvar al mundo de sus pecados y pagar el más alto precio que un hombre puede dar, su propia vida por amor.
Ser hacedor de la Palabra no significa ser perfecto. Cometemos errores, porque somos seres imperfectos. Sin embargo, con la ayuda del Espíritu Santo, debemos esforzarnos por ser hacedores de la Palabra, para sentir el amor de Dios y poder contemplar su acción en nuestras vidas. Por esta razón, debemos ser compasivos con los que no están siendo hacedores de la Palabra de Dios, orando por ellos, alentándolos y apoyándolos a que busquen los tesoros, el pan, el agua y toda la fuente inagotable de vida que ella guarda para todo aquel que la busca, Amén.