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Lucas 11:28 “Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”.

Escrito Por: Nelly Jácome de Pérez

Jesús acababa de exponer a sus críticos “religiosos” en frente de una multitud (Lucas 11:14-26), y cuando Él llegó al final de esta enseñanza, una mujer que había sido conmovida por todo lo que había oído y la bendición que ella había recibido levantó la voz y le dijo “Bienaventurado el vientre que te llevó y los senos que mamaste”. Jesús no puso en duda la veracidad de lo que declaró aquella mujer, pero señaló a una mayor verdad “Que serán doblemente felices los que oyen la Palabra de Dios y la obedecen”. 

Es decir, la verdadera bendición está reservada para aquellos que prestan atención a la Palabra de Dios y la obedecen; y demostramos la verdad de nuestra alabanza y adoración a través de nuestras acciones y la obediencia. 

El Profeta Samuel en 1 Samuel 15:22 le dice al pueblo: ¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las palabras de Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; prestar atención mejor es que la grasa de los carneros”. Por tanto, Jesús se centra en la importancia de la obediencia a la palabra de Dios. 

Nuestro objetico en la vida, la razón por la que fuimos creados, es para la unión y comunión con Dios. Fuimos creados para Dios, y hasta que confiamos y descansemos en Él somos considerados incompletos y anormal. Nuestra adopción como hijos e hijas de Dios por medio de la sangre derramada por Jesús en la cruz, transforma nuestras vidas en la carne, a un nuevo nacimiento en el espíritu, que va a requerir un nuevo orden de fidelidad a Dios y a Su reino. 

Hoy puede reflexionar, si usted dice que ama a Dios, si está demostrando honra y obediencia a Él y Su Palabra. Deje que Su luz brille a través de usted, para que los que no conozcan a Jesús puedan tener el deseo de seguirlo y glorificar al Dios Todopoderoso, Amén.

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