Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Por: Ps. David Agustín Pérez Vera
Estas afirmaciones sobre el hecho de la revelación y salvación, encarnadas en el Hijo de Dios, hasta su último fundamento, que es, el amor de Él a la humanidad entera, nos lleva a la reflexión; que estando en esta época en la que se habla y respira amor, en el marco del nacimiento de nuestro Salvador, es tan incomprensible, potente y poderoso ese amor de Dios al mundo, aunque la misma humanidad se aleje de su Creador, a través de buscar en otras fuentes esta esencia llamada Amor.
Por cuanto el amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y atrae a otros a sí. En tal sentido, amados hermanos y amigos, el Eterno quiere darte a conocer en este tiempo el verdadero molde del amor y la base de toda relación de amor, porque Él está dispuesto a darte amor a cualquier precio, tanto así que, con la vida de su Hijo Jesús, el más alto precio que se puede pagar, nos trajo salvación y vida eterna.
Así que, te animo a que ya no busques, ni en la tradición, ni en la ficción, ni en el consumo, ni en la religión, aquel regalo que Dios le dio a la humanidad hace 2000 años atrás, busca más bien, en Dios mismo a tu Salvador, quien te llenará no solo en esta época, sino por la eternidad de su amor en Cristo Jesús. Shalom.