Hechos 15:11 “Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
La gracia de Dios es unificadora. Somos uno en Cristo. No tememos equivocarnos al decir que esto es parte del plan de Dios para nosotros. En Juan 17, Jesús da un discurso afirmando esta intención:
Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
Si contamos, tres veces Jesús repite que quiere que seamos uno, perfectos en unidad. Esto es un milagro que solo sucede por la gracia de Dios.
Por las palabras del apóstol Pedro también entendemos que la gracia salvadora, además de unificadora, es equitativa. Nadie es más ni menos salvo que otro. El precio de la salvación no es negociable, fue uno y se pagó completo, sin importar el tamaño o peso del pecado. No hubo descuentos en el caso de nadie.
Todo esto es obra de la gracia de Dios. Por eso Pedro abogaba por los hermanos que no tenían origen judío, porque había un grupo que pretendía que estos hermanos, después de haber creído y sido bautizados, pasaran por los rituales del judaísmo para recién entonces aceptarlos.
Les estaban mostrando menos gracia de la que Dios había hecho con ellos primero. (Dios no tolera esa actitud, lo vemos en la parábola de los dos deudores). Y además, les estaban pidiendo un precio extra por la gracia, lo que en términos humanos equivale a querer cobrar por un servicio que es gratuito, y eso es corrupción.
La falta de gracia en el trato entre nosotros es una señal de corrupción que debe combatirse. El ejemplo de Pedro es que él lo hizo sin violencia, con palabras llenas de amor y de gracia. Y nosotros también podemos hacerlo. Perseverar en la gracia se manifiesta, a veces, en seguir siendo bondadosos con nuestros gestos y palabras aunque otros amenacen nuestra tranquilidad. En este año que se inicia, sigamos ese ejemplo.