Romanos 11:5-6 “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
¿Qué hacer para agradar a Dios? La lista es larga, tome lápiz y papel. O podríamos ver que según el apóstol Pablo, no hay una lista. Hemos sido escogidos por gracia, es decir, no hubo méritos, encanto, sufrimiento, virtud o sacrificio de nuestra parte. Cero. Nada.
La gracia precede, predomina por sobre las obras y sin ella, las obras no sirven de nada. La gracia que pretendemos comprar a través de obras es falsa, y no cuenta para nada.
Así que, aunque suene raro, antes de sumergirse este año en una larga lista de obras destinadas a acreditarlo delante de Dios o de la gente, deténgase. No haga planes. Primero haga espacio para perseverar en la gracia que hace que las obras sean auténticas (sin ella, la obra ya no es obra). O se arriesga a acumular un año de tareas que no suman para nada.
Consulte con Dios. Póngase a la disposición. Ofrézcale su vida. Pídale que considere cómo ha estado viviendo. Que lo examine. Que corrija en usted los errores. Que quite los tropiezos. Que le retire incluso aquello que parece bueno y que no es la voluntad de él. Que le abra puertas. Que le dé reposo. El año aún tiene lugar para que usted haga lo que Dios realmente quiere y le importa. Persevere en la gracia.