Deuteronomio 11:7-9 “Mas vuestros ojos han visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho. Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis la tierra a la cual pasáis para tomarla; y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, de la cual juró Jehová a vuestros padres, que había de darla a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel.”
Por: Marianella Layana de Jácome
Moisés declara que la desobediencia tiene sus consecuencias y trae el juicio de Jehová sobre la nación. En el contexto de este capítulo el pueblo extrañaba la tierra de Egipto, diciendo que estaban en tranquilidad y que comían manjares por así decirlo, rebelándose ante la liberación y olvidándose de la esclavitud en la que vivían, los maltratos y las injusticias a los que eran sometidos.
La palabra disciplina significa instrucción. la disciplina de Jehová fue manifestada con el propósito de instruir al pueblo de Israel, para que conocieran que solamente Jehová era Dios. La peregrinación del pueblo de Israel sirvió como una exhortación y como una lección al pueblo a aprender de su pasado. Para evitar la disciplina de Dios, Israel tenía que ser un pueblo fiel y obediente. Claro, debemos recordar de donde Dios nos sacó, pero no debemos añorar o extrañar aquello, debemos ser agradecidos con Dios por habernos rescatado y liberado de la esclavitud del pecado y la forma de mostrar esa gratitud es perseverando en fidelidad, obediencia y amor.
¡Qué duro debió ser vagar 40 años en el desierto y aprender a depender completamente de Dios! ¡Qué triste que, por la desobediencia, falta de fe e infidelidad hayan perdido la bendición!, murieron en el desierto y solo los hijos que tenían menos de 20 años y los que habían nacido en el desierto durante los 40 años de peregrinación heredaron la tierra que Dios había prometido dar. La obediencia a los mandamientos era la condición que Dios imponía al pueblo para conquistar la tierra prometida. Esta era una promesa condicional que el Señor había hecho a Abraham y sus descendientes, solamente por la obediencia el pueblo podía conquistar la tierra prometida.
La santidad de Dios no permite la rebelión, la rebelión es pecado. Sin santidad nadie podrá ver a Dios. Nosotros no esperamos una tierra prometida, sin embargo, nuestra esperanza y mayor satisfacción como hijos de una promesa se producirá cuando veamos a nuestro Señor cara a cara y podamos contemplar su gloria en plenitud. Perseveremos en fidelidad, en obediencia y en Santidad hasta el final. Dios es un Padre amoroso, pero así mismo disciplina a sus Hijos.