Hebreos 13:1 “Permanezca el amor fraternal”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Uno de los aspectos en los que se debe mostrar nuestra fidelidad es en el amor fraternal. Este debe ser cuidado y preservado como el don de Dios que es. El amor de hermanos y hermanas (filadelfia) se describe en la Biblia también como la amistad y preferencia que reina entre los que se reconocen unos a otros como miembros de la familia de Dios.
¿Por qué debo amar a mi hermano? La respuesta parece obvia, pero es una de las preguntas humanas más antiguas de nuestra historia. Está en el Génesis. Dios pregunta a Caín: ¿Dónde está tu hermano? Y Caín contesta: No sé. ¿Acaso yo debo cuidarlo? Caín acababa de matar a su hermano. El primer crimen registrado entre humanos fue de un hermano a otro.
No es a la ligera que Dios creó una familia en la que nos llamamos hermanos. Dios, en Jesucristo, nos dio un correctivo para la milenaria maldad de nuestro corazón que nos hace aborrecer a aquel que es como nosotros, nuestro más cercano, el que es de nuestra carne y nuestra sangre, nuestro hermano.
No repare en que en la iglesia pocos somos hermanos carnales. Muchos, como Caín, usan ese vínculo para hacer daño. En cambio, somos hermanos espirituales y aún hermanos de una mejor sangre, pues hemos sido cubiertos con la sangre de Cristo. Seamos fieles en el amor de hermano