1 Juan 5:7 “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno”.
Por: Dayse Villegas Zambrano
Curiosamente, este versículo ha sido polémico por siglos, y muchas versiones de la Biblia no lo incluyen. Las discusiones son muy serias y amargas y uno puede pasar horas en ellas. Me pregunto: ¿Dejaríamos de creer, sin este verso, que tenemos un Dios que es Padre, es Hijo y es Espíritu? No creo eso. Jesús habló claramente de su relación de unidad con el Padre (Juan 10:30) y eso también generó polémica en su momento. La contra argumentación de los expertos de la ley que lo rodeaban fue tomar piedras para lanzárselas (Juan 10:31).
Las piedras suelen ser el recurso de los que ya no tienen palabras. Afortunadamente, podemos ser fieles sin lanzar piedras a nadie. Y a veces, ser fieles nos garantizará algunas piedras. Jesús también habló claramente de su relación con el Espíritu Santo, a quien él llamó el Consolador, el Espíritu de Verdad (Juan 15:26), por quien valía la pena sufrir el que Jesús se fuera de esta tierra (Juan 16:7).
Y en el momento en que Jesús inició su ministerio, en el Jordán, el Espíritu y el Padre se unieron con él en un canto de complacencia y alegría (Lucas 3:22). Creo que cualquiera que ha conocido a Dios de esta manera, como Padre, Hijo y Espíritu, comparte su fruto, que en ninguna manera es polémica, sino amor, gozo, paz, paciencia, fe, benignidad, bondad, mansedumbre y templanza. Seamos fieles a esta enseñanza. Contra ella no hay ley. Tal vez, a lo sumo, alguna piedra.