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2 Timoteo 4:2 – predica la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.

Por: Welinton Flores  Flores  

La predicación del Evangelio es fundamental para la iglesia, ya que es el medio por el cual se comparte el mensaje de salvación con el mundo.

Muchas veces se cree que la predicación solo es el deber del pastor o líderes de una congregación, pero no es así. Es un mandato y no es unipersonal, es general.

1 Timoteo 4:13 dice: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza”. La lectura, la exhortación y la enseñanza son tres áreas en las que todos podemos crecer, en nuestra vida cristiana con el propósito de cumplir la gran              comisión.

Tomemos el tiempo de leer la Biblia cada día, no solo como un deber, sino como un acto de amor por nuestro Padre celestial. Encontremos oportunidades para exhortar a nuestros hermanos y hermanas de la fe, y para enseñar a otros lo que hemos aprendido. Busca oportunidades para compartir el Evangelio con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Participa en actividades misioneras o de evangelización en tu iglesia. Estudia la Biblia y prepara mensajes para predicar, Dios mismo te usará y pondrá en el tiempo y lugar adecuado.

Si aún no puedes compartir, tal vez por vergüenza y inseguridad, no olvides que nuestra vida también puede ser una carta abierta, con un mensaje sin palabras, que demuestre que vive Cristo en nuestras vidas. Dios permítenos predicar de todas las maneras necesaria, audible, con testimonio o con ejemplo, con servicio con acciones, para que todos los que nos vean quieran ser y tener lo que nosotros tenemos, a Señor y Salvador de nuestras vidas, Amén.

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