Mateo 5:44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.
Por: Xavier Yánez Cando
Jesús en el sermón del monte, desafía las expectativas de sus oyentes sobre cómo deben relacionarse con los demás. Jesús no solo corrige las interpretaciones erróneas de la ley, sino que eleva el estándar del amor a un nivel radical.
Jesús nos llama a un amor que trasciende la reciprocidad y la conveniencia. Nos invita a amar a aquellos que nos hacen daño, a bendecir a quienes nos maldicen, a hacer el bien a quienes nos odian y a orar por quienes nos persiguen. Este amor no es natural, sino sobrenatural, un reflejo del amor de Dios que se derrama en nuestros corazones.
El amor que Jesús describe no es un sentimiento humano, sino un don divino. Solo el Espíritu Santo puede capacitarnos para amar de esta manera. Amar a nuestros enemigos es un testimonio poderoso del evangelio. El mundo espera reacciones de venganza y represalia, pero cuando respondemos con amor, mostramos la diferencia que Cristo hace en nuestras vidas. Como iglesia debemos demostrar esa diferencia, la gente debe saber que somos seguidores de Cristo por nuestras acciones.
¿Estamos orando por aquellos que nos persiguen o nos hacen daño?, sino lo estamos haciendo, ¿Qué esperamos?..