Efesios 4:2 “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”.
Por: Xavier Yánez Cando
El Apóstol Pablo en el capítulo 4 continúa realizando su llamado a la unidad en la iglesia de Éfeso, detalla las cualidades esenciales que deben caracterizar a los creyentes para mantener esa unidad.
Este versículo nos invita a cultivar la humildad, la mansedumbre y la paciencia en nuestras relaciones con los demás. Estas virtudes son fundamentales para construir una comunidad de fe sólida y armoniosa.
La humildad implica reconocer nuestra dependencia de Dios y valorar a los demás por encima de nosotros mismos. Nos libera del orgullo y la arrogancia, permitiéndonos servir a los demás con un corazón sincero, la mansedumbre no es debilidad, sino fuerza controlada. Implica responder con gentileza y amabilidad, incluso cuando somos provocados. Nos permite construir relaciones pacíficas y armoniosas.
La paciencia es la capacidad de soportar las debilidades y los defectos de los demás con comprensión y amor. Nos permite construir relaciones duraderas y significativas, finalmente el amor es el fundamento de todas estas virtudes. El amor nos impulsa a ser humildes, mansos y pacientes, buscando siempre el bienestar de los demás y de la comunidad en general.
Para poder reflexionar ¿Estoy siendo paciente con las debilidades de los demás? ¿Estoy amando a los demás de manera genuina y sacrificial? Sino no lo hacemos es tiempo de ser pacientes y genuinos con nuestro prójimo.