Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Por: Dayse Villegas Zambrano
¿Cuántos pastores ha tenido en su vida y cómo han influido en usted? Los pastores cumplen múltiples funciones. Lideran el evangelismo y el discipulado, bautizan, casan parejas, presentan a los niños, educan a los jóvenes, dan sermones, presentan la cena, dan consejería, diseñan un plan de enseñanza para todo el año y supervisan el desarrollo de las actividades de todos los ministerios.
Seguramente estoy dejando muchas otras responsabilidades fuera. He conocido pastores que daban personalmente clases ilustradas y luego dramatizadas a los niños. Que ensayaban funciones de Navidad. Que invitaban a la iglesia entera a sus casas y que incluso organizaban campamentos y vacaciones para toda la congregación.
Hay pastores que difunden por texto o video sus enseñanzas. Que lideran campañas de oración, de capacitación y de solidaridad. Que representan a la iglesia ante la comunidad, ante los medios, ante las instituciones.
Pablo nos pone en sujeción a nuestros pastores por una razón: ellos velan por nuestras almas y un día darán cuenta de esa labor. Cuando el apóstol indica que de nuestra conducta depende que el pastor trabaje con alegría, lo dice por experiencia propia. Sus cartas a veces son canciones de gozo, pero otras van con lágrimas. Demos alegría a nuestros pastores con una actitud de obediencia y colaboración.