Apocalipsis 1:16 “Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Escrito Por: Dayse Villegas Zambrano
Qué gloriosa visión de Cristo glorificado. En él se ha expresado a nosotros todo el poder de Dios. No es extraño que Juan, al verlo, haya caído “como muerto a sus pies” (Apocalipsis 1:17).
Toda alma, para nacer de nuevo, debe morir a lo que era al venir a los pies de Cristo. No es posible encontrarse con él y seguir indiferente. Pablo, al encontrarse con él en el camino a Damasco, cayó al suelo y quedó ciego (Hechos 9:4). Los discípulos, al encontrarse con él después de la resurrección en el camino a Emaús, aun sin reconocer su rostro transformado, dijeron: Ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino (Lucas 24:32).
Incluso en la noche previa a la crucifixión, cuando iban a arrestarlo por el camino a Getsemaní los hombres que lo buscaban cayeron ante él (Juan 18:6). ¿Y usted, en qué parte del camino está? ¿Ha caído ya rendido ante la presencia de Jesucristo?.