Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Por: Pst. David Agustín Pérez Vera
A través de la historia de la humanidad hay un factor común que encontramos de generación en generación, todo ser humano es un hijo, calificativo propio de cada persona que llega a este mundo. Y en la misma historia encontramos que han existido diferentes tipos de hijos, hijos de reyes, hijos de ricos, hijos de pobres, hijos de religiosos, hijos de sabios, hijos de hombres malos, hijos de hombres buenos, en fin, encontramos todo tipos de hijos.
Ahora en el contexto del texto bíblico, nosotros damos gracias a Dios por la palabra “todos”. “Todos” tiene una proyección universal, porque nos incluye a usted y a mí, dice “a todos los que le recibieron”. A todos los que le recibieron, y creyeron en Su nombre, les concedió el privilegio de ser hechos hijos de Dios. ¡Gloria a Dios por este gran privilegio! Por otra parte, y siendo importante a tener en cuenta que, si no aceptamos a Cristo voluntariamente con un corazón contrito y humillado, nadie puede llegar a ser hijo de Dios. Absolutamente nadie puede ser hijo de Dios, mediante sus propios esfuerzos, aunque otra persona ore por él, porque otra persona lo desee, por medio de algo que uno haga, es decir, o por las buenas obras, porque sólo Dios Padre es quién nos da ese hermoso privilegio de llegar a ser sus hijos, cuando hemos decidido aceptar a Cristo en nuestro corazón.
En este contexto, el Evangelista Juan usa la palabra griega, “exousia” que significa: Autoridad, facultad, potestad, derecho, libertad de escoger, capacidad, habilidad, poder, poder gubernamental, gobierno. Eso fue lo que recibimos al aceptar a Cristo.
Amados hermanos y amigos demos gracias a nuestro Padre Celestial por habernos otorgado ese maravilloso privilegio de ser sus hijos por medio de nuestro Señor Jesucristo, vivamos por ello como verdaderos discípulos de Él y sigamos día a día sus pisadas. ¿Y tú hijo de quién eres? Shalom.